Entrevista
de Michel Ciment a Terence Malick. Revue POSITIF N° 170 (juin 1975, p 30-34). Agradecimeinto muy especial a JPCalenge Editions y al Sr. Jean-Pierre Calenge por
facilitarme este documento histórico. Traducción del francés por Raúl Lino
Villanueva.
BADLANDS
Los Ángeles, 24 de marzo de 1975.
BADLANDS
Los Ángeles, 24 de marzo de 1975.
¿Cómo le vino la idea
de Badlands?
Quería
hacer una película sobre una adolescente. Durante la adolescencia somos más
abiertos. Hay cosas en las que pensamos y que luego preferimos olvidar. Y esto
es más cierto en EE.UU. para las chicas jóvenes, que son menos inhibidas que los
chicos. En cuanto al origen del tema, no puedo hablar porque estoy legalmente
impedido de revelarlo.
Su película pertenece
a toda una tradición de enamorados criminales fugitivos desde You Only Live One, They Live by Nigth, Guns
Crazy hasta Bonnie & Clyde.
En
realidad es extraño, pero la única película que vi antes de rodar fue Bonnie & Clyde. Lo que me interesaba
era que los asesinatos eran una forma de comprometer a la chica. Hoy en día es
muy difícil que una chica sea comprometida. Ya no estamos en la época de Jane
Austen, donde una relación irregular era suficiente para comprometer a una
mujer. Hoy en día hace falta al menos una muerte para llegar a este resultado,
para hacerle perder la noción. Pensaba que sería una de las ironías en la
película (Badlands) que hasta una serie de asesinatos no llegara verdaderamente a comprometer a este tipo de chica, que siempre tendría los pies
en la tierra, que no sería sorprendida.
La historia me parecía
entonces poderosa ella misma. Pensaba que quizá una gran compañía se
interesaría pero que ya no podría ejercer el control: así que decidí de
producir la película independientemente. La monté financieramente como se monta
una obra en Broadway, sobre una base de “Limited Partnership”, lo que quiere
decir con un gran número de personas metiendo cada uno un poco de dinero. Tomó
mucho tiempo, en realidad, más tiempo para recaudar la mitad de la suma
necesaria que para rodar la película. La otra mitad fue aportada por Ed
Pressman.
Rodamos la película el
verano siguiente en 1972, por 300 mil dólares en el suroeste de Colorado, en el
Dust Bowl y en Dakota del Sur. Las cosas comenzaron bien y poco a poco se
degradaron cuando ya no había más y quedaba poco dinero: un desastroso incendio
devastó nuestro material e hirió gravemente al técnico de efectos especiales.
Nuestro equipo se redujo a sólo 4 o 5 personas. La edición fue más larga de lo
planeado debido a la falta de dinero. Lo interrumpí para escribir guiones y eso
me tomó casi un año.
La
película es muy parecida al guion, excepto las escenas del bosque, que fueron
improvisadas. Por otro lado yo había buscado locaciones mucho antes de comenzar
a rodar, así como los ensayos con los actores, ya que pensaba que obtendría más
fácilmente el dinero si mostraba cosas concretas a los eventuales accionistas.
En realidad, nunca pidieron ver nada del material. Nos quedamos con todas las
escenas que se rodaron excepto una donde Kit ingresaba a una estación de radio
para enviar un mensaje al país.
¿Pensó Ud. desde el
principio en el contrapunto de la voz en off
de Holly y las imágenes?
Absolutamente,
pero intenté minimizarlo en el guion ya que las grandes compañías de
distribución le temen al comentario “off” – lo toman como algo poco
cinematográfico. Una de las razones por la cual no me sentía capaz de
improvisar y seguir fielmente el guion se debió a las dificultades del rodaje.
Debía ocuparme de todo. Rodábamos dentro de propiedades privadas sin autorización:
la policía nos buscaba, igualmente el fisco. Nosotros mismos estábamos
fugitivos y perseguidos por la ley, y por lo tanto no tenía el tiempo ni la
confianza necesaria en mí mismo para improvisar. Por otro lado, rodando mi
cortometraje, había creído en este mito de la improvisación sin darme cuenta
que fiándose del instinto se puede llegar a lo mejor como a lo peor. Al
contrario, para mi próxima película, espero ser más libre a la hora de filmar,
menos ligado a mis primeras ideas.
¿Cómo abordó el
problema del comentario “off” y su relación con la imagen, así como el paso del
comentario a diálogo?
Es
relativamente fácil con la moviola con la que se puede ajustar las transiciones
como uno lo desea. Uno se da cuenta rápidamente cuando un comentario le hace
trampa al espectador, cuando le comunica información que se le debía presentar
de otra forma. Pero cuando el texto no tiene ninguna relación directa con la
acción, como es el caso en Badlands,
me parece que funciona mejor. Esto le permite también resolver rápidamente
problemas que los espectadores hoy en día no tienen interés en verlo resolver:
como llegaron hasta allí, el paso del tiempo, etc., problemas de exposición que
no alimentan más al público, igual si no los aburren, y que le hace perder
tiempo.
Yo
quería que Holly hablase con una niña de catorce años y que deseaba dar la
mejor impresión posible. No era que su cabeza estaba llena de banalidades, pero
más porque ella cree que es así como uno debe hablar cuando se le habla a las
personas. No busca a influenciar la historia a su favor ni mostrarse
favorablemente, ya que ella toma cuidado en decir todo el mal que ha hecho,
pero no va más allá de confesar que tiró su pez cundo se enfermó. Quizá
mágicamente es esta acción la que desencadenó todo.
Su
comentario era esencial. Permitía el humor naciente de la falsa idea que ella
tiene del público. Ella no tiene idea lo que el público que ve la película
creerá lo que ella dice o lo que le interesa. Cuando atraviesan los Badlands, ella se imagina que lo que
queremos saber no es lo que pasa entre Kit y ella, sino lo que comieron durante
el viaje, como consiguieron gasolina, etc., en caso que pensemos hacer el mismo
itinerario. Ella no sabía verdaderamente a quien le hablaba.
En realidad ella tiene
un rol, ella se expone, comenta el pasado del mismo modo en que Kit se cree
James Dean
En
este caso tampoco es tan simple, ella es contradictoria. Él se imagina como un
rebelde sin causa cuando en realidad es un conservador. En la casa del hombre
rico, cuando habla al dictáfono, da consejos que serían de un padre que podrían
ser de un curso de instrucción cívica. Considera que la mayoría de personas que
mata no tienen importancia. La única persona a quien no mata y que podría ser
un peligro es el hombre rico. Lo deja de lado porque considera que no tiene
corazón. Piensa eso de él pero no de la sirvienta muda. Es un aspecto de su
conservadurismo, su prospecto de valores americanos.
No
soporta que la gente bote papeles en la calle pero conduciendo su auto toma
aires de rebelde. Conoce la naturaleza a
través de National Geographic Magazine
pero no parece particularmente sensible a su vida, a sus vibraciones.
Holly
se acerca más a los personajes de Tom
Sawyer o de La Isla del tesoro,
quienes, también, adoptan un estilo, pero naturalmente. Kit, piensa que es un
personaje de peso histórico, construye un “montículo” de piedra para marcar el
lugar de su arresto, entierra cosas en el desierto, reliquias, pensando que en
un futuro alguien las encontrará y sabrán que fue “él”.
¿Por qué Kit no mata a
la pareja que visita a su amigo Kato?
Él
dispara dentro de la bodega sin saber exactamente lo que quiere hacer. El
reacciona en función de una cantidad de reglas que considera se deben de seguir
en tales circunstancias. En realidad, él no sabe que se espera de él como
criminal. Yo veo a Kit y a Holly como a esos niños que encontramos en los
cuentos de hadas como Huckleberry Finn,
en Robinson Suisse, en La Isla del tesoro, están perdidos en la
naturaleza. Juegan a construir trampas, pasajes secretos, inventan un código.
Kit le da a Holly lecciones de tiro.
Sólo
reaccionan a lo que les interesa. No se comunican con el mundo exterior. No
comprenden lo que los otros sienten, lo que no quiere decir que no tengan estas
emociones, ni que sean insensibles.
Las escenas en el
bosque hacen pensar a Vietnam. Y Kit y Holly evocan la invasión rusa, la guerra
termonuclear.
Es
típico de los años 50 en el Middle-West, este temor de la inminencia de una
invasión soviética. Fuimos entrenados en ejercicios de defensa pasiva contra un
ataque nuclear. En la escuela, nos escondíamos debajo del pupitre, la gente
construía refugios.
Hay una gran violencia
en su película, pero es latente. Ud. No se detiene en las escenas de violencia
propiamente dichas, que abundan en el cine americano hoy en día.
Yo
fui educado en una atmósfera de violencia en Texas. Y lo que me sorprendía más
era que la violencia explotaba y se apagaba antes de que nos diéramos cuenta.
Mire el asesinato de Lee Harvey Oswald, pasó como un rayo. Kit y Holly son en
realidad niños, no creen que la muerte sea definitiva. Kit está fascinado por
su propia muerte y se pregunta qué dirán los periódicos.
Debe ser difícil
recrear en la pantalla una época que no es la nuestra ni que está tan alejada
en el tiempo, apenas diez o quince años, más difícil que situar una película en
los años treinta o cuarenta.
Primero,
hacer una reconstrucción meticulosa de la época no me interesaba. Y en ese
sentido la pobreza de los medios me ayudó a no estar prisionero de estos
escrúpulos. Por otro lado debíamos hacer una película situada en el pasado, no
se puede escapar al sentimiento de esta nostalgia. Intenté reducir las
referencias de los años cincuenta y, cuando eran necesarias – como con la
música – escogí cosas que no eran particularmente de esta época, como Nat King
Cole. No quería ser muy realista, muy preciso, con el fin de obtener esta
atmósfera de cuento de hadas.
¿Cómo escogió la
música?
Es
Irvin Kershner quien me hizo descubrir la música de Carl Orff. Nunca la había
escuchado en una película. La canción de Satie ofrece una atmósfera melancólica
diferente que la Orff, pero es un tono mayor que Satie e iba mejor en algunas
escenas, como cuando el avión es devuelto al final a Dakota del Sur. La música
de Orff acompaña el incendio de la casa, las escenas en el bosque, la escena
del helicóptero.
Ud. Introduce pausas
en la narración lineal: la casa en llamas, los planos de la naturaleza, las
vistas en el stereopticon, los extractos de los noticieros filmados.
Esos
extractos fueron filmados especialmente para la película *. Pero no hubo
ninguna premeditación en estas pausas. Con el incendio quería mostrar que Holly
rompía los lazos con el pasado, aún si ella no se daba cuenta, aún si ella
pensaba continuar sus estudios, como él le sugirió, lo que revela nuevamente el
conservadurismo de Kit.
En
cuanto a los planos de los animales, no logré expresar lo que quería: el
sentimiento de Kit hacia los animales que viven solos en la pradera, sin nadie
que se ocupe de ellos. El laboratorio perdió una parte de los negativos en
donde había uno de mis planos favoritos, que debía situarse casi al final de la
película, donde Kit observa unas aves partiendo en vuelo, lo que evocaba sus
ansias de migrar a otro lado para comenzar una nueva vida, sintiéndose más
cercano a esta aves que al hombre rico o hasta de Holly, quien es para él una
fuente de energía, que en beneficio tiene como diez años menos que él porque
ninguna mujer de su edad lo soportaría ni aceptaría aceptar sus fantasmas.
Por
el contario, me gusta mucho la escena con el steropticon. Mi frase favorita de
la película viene cuando él está pescando en el río insensible a la belleza de
la naturaleza y ella comenta: A veces
deseaba poder conciliar el sueño y ser llevada a alguna tierra mágica, pero
esto nunca sucedió, lo que demuestra una vez más que ella no sabe a qué
auditorio se dirige. Eso debería provocarnos un poco de ternura.
Yo
creo que la película no es tan fría, que tiene un calor muy particular. Estaba
muy preocupado con la idea de que se pudiera encontrar mi película sin corazón,
ya que soy un admirador de Kazan, de Stevens, de Penn, y amo las grandes
escenas de emoción, pero para mostrar verdaderamente estas emociones, hace falta una confianza en sí mismo que no tienen
mis personajes. La gente cree que cuando uno sufre en la vida uno se siente
como un animal herido que debe mostrar sus heridas apenas aparecen. Y es lo que
pasa seguido en el cine. Pero en la vida real el sufrimiento se esconde, lo que
es una forma de sobrevivir. Es lo que le sucede a Kit. Y lejos de verse más
maduro, profundo e inofensivo, que es un mito en el que creen los americanos, el
sufrimiento al contrario lo vuelve mezquino, corto de espíritu. Es por eso que
se vuelve un verdadero narcisista, no en
el sentido de ir a la búsqueda de la raíz de sus problemas, más bien como que a
él no le gusta quien es.
Su estilo fotográfico
se encuentra muy clásico, muy correcto. ¿En qué sentido trabajó con su director
de fotografía?
Tuve
tres directores de fotografía, pero tuve problemas con los primeros dos así que
trabajé sobre todo con el tercero, Stevan Larner, que estudió en IDHEC (NR: L'Institut des
hautes études cinématographiques, France). Fue mi profesor en la AFI (American Film Institut). Es él quien hizo la
mejor fotografía de la película, el incendio de la casa, la mayor parte de la persecución,
la mayor parte de escenas nocturnas. Es muy remarcable y es lamentable que no
trabaje mucho, Tiene un estilo muy luminoso. Antes hizo Lion’s Love. Yo no quería filtros y él entendía eso. Muchas personas
encuentran el negativo Eastmancolor muy saturado. Quería tomar distancia de mis
personajes, es por ello que evité la cámara a la mano.
¿Cómo escogió a Sissy
Spacek y Martin Sheen?
Ella
había actuado antes en Prime Cut (1972), de Michael Ritchie, hace de un personaje que viene de
Texas, como yo. A Martin Sheen lo encontramos de pura casualidad, no había
actuado antes.
NR: la respuesta continúa y finaliza la entrevista pero por razones de
digitalización es imposible leer y traducir esta parte del documento.
*el investigador que señala una "pista" en en realidad el propio Terrence Malick.